miércoles, 26 de noviembre de 2014

RETAZOS


Estamos llenos de posibilidades, de sueños hechos y desechos, de besos reprimidos, de amores imposibles, de recuerdos con sabor a nostalgia, de rompecabezas incompletos, de miedos latentes.

Somos un cumulo de sin fin de sentimientos encontrados y no resueltos. Somos esa sonrisa que murió antes de nacer en nuestros labios,  ese beso que jamás dimos y ese ´te quiero´ que nos quemo el alma pero que nunca dijimos. Somos promesas incumplidas y esa vida que imaginamos junto a alguien que decidió partir, que ya no está; somos las lágrimas de quien herimos y  las que rodaron por nuestras mejillas en nombre de quien nos hirió. Somos lo que soñamos y lo que hacemos realidad. Somos la determinación de andar, de vivir.

Estamos hechos de pedazos rotos, de retazos. Venimos completos y nos desarmamos en el camino;  nos damos, nos entregamos por partes y cuando quedamos incompletos volvemos a crearnos con los trozos del pasado, de la experiencia, de quienes nos dieron todo y se fueron sin nada, de personas inciertas, de lo que ayer fue amor y hoy es olvido.

Somos una pieza imperfecta, abstracta, confusa. Lo somos todo sin serlo nada; todo al darnos completos y nada al quedar vacíos.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Sin armaduras


No sé si esta vez me falta inspiración para escribir, o por el contrario me sobra. Tengo la mente en pleno tornado y si mis conocimientos no me fallan, no hay manera de frenar uno. Solo queda resguardarse, ver como se lleva todo a su paso, esperar a que pase y tratar de salir con vida
.
En algún momento entre un par de cafés, hablando de todo un poco, un buen amigo hizo alusión a que todos mis escritos están impregnados de mí y no porque sea yo quien los escriba, sino porque es mi manera de, entrelineas, hablarle al mundo de mí. Y sí...

Siempre he contado con la capacidad de decir las cosas que pienso tal y como las pienso, pero cuando se trata de las cosas que siento: mis anhelos, mis miedos, mis fracasos, mis sueños; cuando la cuestión es desnudar el alma ante otra persona, me quedo muda. Así que de manera sigilosa me escabullo entre las letras, los relatos y mi particular manera de describir la vida para mostrarme  plena, transparente, muy yo.

Hoy sin embargo no quiero disfrazar el asunto. Hoy solo quiero escribir para desatar nudos, para alivianar la carga, para descansar del mundo por un instante. Soy una persona tan complicada como sencilla; complicada para quien pretenda entenderme y sencilla para quien quiera vivirme. Me vuelvo fría, distante y me rodeo de barreras cuando alguien se acerca a mi vida, pero cuando me quito la armadura y quedo en mi estado más sincero y vulnerable, soy fogata, ternura, entrega, pasión y persistencia, y aunque la mayoría de veces parece no valer la pena, es esa mi versión predilecta.

Me gusta demostrar las cosas ya que decirlas no se me facilita tanto, me gustan los pequeños detalles y sorprender con ellos, me sonrojo con increíble facilidad, hago pucheros inconscientemente mas veces de las que quisiera, Me encanta mi sonrisa y por ende sonreír, lloro cuando me lastiman, callo y hago caras cuando me enojo y me decepciono cuando me mienten. Soy impaciente, ansiosa, malgeniada, no me peino y cuento con muchos más defectos.

Soy impulsiva, intuitiva y loca. No sé lo que es pensar las cosas 2 veces antes de hacerlas, si me nace, me prende, me motiva y  me hace sentir bien lo hago sin importar a donde voy a ir a parar, porque para mí ha sido más importante el camino que el lugar de llegada. Y no es que este bien, generalmente me lanzo, me dejo llevar por la corriente y al final del recorrido solo me espera una caída libre. Sin embargo en la vida estamos para aprender y seguramente siga siendo impulsiva pero tengo la firme intención de que la próxima vez que decida dejarme llevar, tendré conmigo un mapa, un plan de emergencia, un botiquín de primeros auxilios y que en vez de ir corriendo, iré a paso lento pero seguro.

Estoy llena de miedos, pero mucho más aun de sueños; tengo miedo a caer pero son más fuertes mis ganas de volar; me asusta amar y dejarme amar, pero sé que en algún momento valdrá la pena. Sé que me tropezare mil veces, pero cuento con la fuerza para levantarme y la disposición para aprender.

Me disculpo si esta vez no los conduje a nada, si no llegue a ninguna conclusión o si no les aporte algo valioso. La verdad esa era la intención.

martes, 21 de octubre de 2014

Feminista por conveniencia


Últimamente anda muy de moda indignarse y armar una revolución ante cualquier situación que ponga a la mujer en una posición diferente a la del hombre. Y está bien, comparto la idea de que la mujer tiene el derecho y el deber de salir al mundo a conseguir sus sueños por sí sola y no a estar condenada, por su condición de mujer, a ser una esclava de casa en vez de ‘ama’ para mantener contento a su señor marido.

Pero seamos realistas: se nos está yendo la mano. A riesgo de ser atacada por una horda de feministas indignadas, debo decir que hay cosas entre hombres y mujeres que deben quedarse como están.

Y es que alterar el orden natural de las cosas puede resultar muy poco conveniente para nosotras. Siempre he sido de las mujeres que cuando quiere algo hace lo imposible para conseguirlo, pero en cuestión de conquista prefiero quedarme con el coqueteo y dejarle a ellos el resto. Valoro y agradezco el esfuerzo que hacen ellos a la hora de armarse de valor y tener la iniciativa de acercarse a una mujer, en serio. Pocas veces he tomado las riendas (impulsada por esta onda feminista) para acercarme al niño que me gusta, y debo admitir que es una tarea desgastante que requiere de paciencia que no tengo y de la agilidad mental para saber cuándo parar porque ahí no hay nada, agilidad que uso mucho más de lo que debería cuando insistir no me parece la mejor opción. Por eso mejor me sigo remitiendo a las sonrisitas picaras, las miradas sostenidas y otros cuantos truquitos que tengo bajo la manga para incentivar a los hombres a que tomen la iniciativa. Tarea que le va mejor a ellos que a nosotras.

Por otro lado, aunque muchas lo nieguen y compartan imágenes en las redes dejando por sentado que son auto-suficientes, independientes y libres; aunque se llenen la boca sosteniendo que nos son ni serán jamás posesión de nadie (algo que comparto) no pueden negar que hay algo mágico y encantador en la expresión “eres mía”. Nos gusta sentir que somos sus niñas, en el mejor sentido y que nos protejan de todo, y no está mal mujeres. Así como no hay nada de malo en que el hombre por iniciativa propia sea quien nos invite a comer o al cine o que nos satisfagan nuestros antojos, de hecho me parece encantador, siempre y cuando no sean esas mujeres que piden, exigen y si no les dan se quejan, en pocas palabras, mujeres mantenidas. No, ellos también merecen  que uno como mujer  los sorprenda, los consienta  y les de gusto.

Que nos pasen su chaqueta cuando tenemos frío, que no den el asiento , que nos sedan el paso al cruzar la calle, que nos defiendan, que nos cuiden, que sean atentos, caballerosos, que sean fieles a esos pequeños detalles propios de un hombre y ustedes mujeres, no intenten desequilibrar la balanza, déjenlos ser. No confundan feminismo con desfachatez, saber cocinar no las va a condenar a la esclavitud, y coger una escoba de vez en cuando tampoco hace daño. Somos bellas por dentro, pero no está de más serlo por fuera, no sean descuidadas con ustedes mismas que arreglarse el cabello, depilarse las piernas (y demás)  y ponerse algo de loción no va a hacer que retrocedamos a los años 20 en cuanto al poder de la mujer. 

El poder femenino no está en arrinconar, juzgar y condenar a los hombres para ser superiores. Consiste en ser lo suficientemente inteligentes, astutas y humildes para ir a la par con ellos.

martes, 14 de octubre de 2014

MIS MEJORES AMIGAS

No sé ni cómo empezar a hablar de ellas, porque son tan complejas pero a la vez tan sencillas que me tomaría toda la tarde describir por lo menos solo a una.

Para empezar puedo decirles con toda seguridad que son un par de mujeres a las que Dios les quedó debiendo unos cuantos tornillos y un toque de sentido feminista, igual que a mí. No son tiernas, ni sutiles, ni mucho menos dóciles; son mujeres llenas de fuerza que suelen llevarse el mundo por delante en vez de dejar que el mundo se las lleve a ellas. Se las arreglan muy bien para que yo me sienta orgullosa de ellas todo el tiempo.

Hemos pasado por años de infinidad de locuras y anécdotas, han sido testigos de los momentos más importantes de mi vida y han hecho de ellos recuerdos que hoy en día nos matan de la risa. Son mis hermanas, mis compañeras de vida, mis confidentes y mi complemento. ¡Las amo!

A pesar de que estoy hablando de mis mejores amigas, sé que cuando muchas de ustedes lean esto van a sentir que estoy hablando de las suyas. Así que compartiré situaciones que son regla general en toda amistad entre mujeres.

FIN DE SEMANA

No creo que ninguna de las mujeres que este leyendo este articulo no sea de aquellas que un viernes por la noche antes de salir le envía una foto a su mejor amiga por whatsapp en frente del espejo para que evalué críticamente el atuendo y finalmente de su aprobación y si no la da, no le importa pasarse otra hora cambiándose de ropa y enviándole fotos hasta que diga: “te ves divina”.

EL TIPO QUE NOS GUSTA

Y ni hablar cuando se trata del tipo que nos gusta,  antes de mostrarles una foto de él, las preparamos psicológicamente ya sea con un “no están lindo, pero me encanta su actitud” o  “ya sé que no es mi tipo” o el que más utilizamos mis amigas y yo “se lo muestro pero no se ría”, y no importa si el tipo es feo, gordo, lindo, flaco, bajito o alto, después de reírse mucho lo único que le importa a una mejor amiga es que nos haga feliz y si no lo hace sacan del baúl los incontables defectos de él que se guardaron para ellas lo que duró la relación para que lo superemos rápido o bien para que nos burlemos un buen rato. Y lo logran.

“LO QUE ES CON ELLAS, ES CONMIGO”

Por otro lado, estoy segura que muchos hombres no entienden porque a las mujeres nos caen mal otras mujeres que probablemente no nos han hecho nada. Pues he aquí la razón: Por naturaleza, cuando una mujer le cae mal a nuestras mejores amigas, sea por la razón que sea, instantáneamente nos cae mal a nosotras también.  Tan así que si vemos que las miran mal, antes de que ellas reaccionen o se den cuenta, nosotras ya estamos matando con la mirada a la chica en cuestión y dando inicio a la tercera guerra mundial, porque “lo que es con ellas, es conmigo”

MI CASA SU CASA

A mi casa han entrado muchas amigas, que esperan muy juiciosas en la sala a que yo baje a atenderlas, que le dicen doña Luz Marina a mi mamá y que si tienen hambre o sed ruegan por dentro que a mí se me ocurra ofrecerles algo o que si les ofrezco por pena dicen “no tan bonita, gracias”. Mis mejores amigas en cambio lo único que les falta son las llaves de la casa (de hecho una de ellas no las tiene porque le dio pereza sacarle copia), ellas entran suben directamente a mi cuarto, descargan sus cosas en la cama, van y se tiran en la cama de mi mamá, la abrazan y le dicen con toda naturalidad “hola mamá”. Si tienen hambre me obligan a alimentarlas o bajan ellas mismas a buscar en las alacenas y en la nevera lo que se les antoje comer. Y cuando se quedan a dormir a pesar de ser una persona que odia el arrunchis, me toca con mucho amor ser su oso de peluche y aguantar que me abracen y me entrepiernen toda la noche.

PARA QUE PSICÓLOGO SI LAS TENGO A ELLAS

Y qué decir de las conversaciones con ellas. Raras veces hablamos de cosas que se suponen son tema de conversación entre mujeres. No, nosotras parecemos un grupo de hombres hablando en una taberna. No hay sutilezas, ni tabús, ni disfrazamos las cosas, decimos lo que pensamos y tal cual lo pensamos y cuando no lo hacemos simplemente nos leemos la mente y mágicamente adivinamos. Ellas son mis sexólogas de cabecera, mis psicólogas y hasta brujas y adivinas porque cuando mi sexto sentido me falla el de ellas trabaja el doble para mí.


A pesar de que la vida hoy en día nos envió por caminos diferentes, seguimos siendo tan amigas como hace 7 años, igual de locas, igual de atravesadas e igual de incondicionales y se con toda seguridad que seguirán estando firmes a mi lado en lo que me queda de vida al igual que yo para ellas.


…… Con amor para ustedes mis Bff 

martes, 23 de septiembre de 2014

¿Por qué me vine de Bogotá?

‘¿Y por qué te viniste de Bogotá?’

Puedo decir que esta pregunta la he escuchado unas diez veces al día desde que llegue de allá y  para salir rápidamente del paso respondo muy sensatamente: ‘Me mamé’. Sin embargo, toda la experiencia merece un artículo y ustedes una mejor respuesta.

Sin duda alguna hay experiencias que a pesar de ser toda una pesadilla son necesarias para la vida; eso fue para mí Bogotá.

Hace 22 años nací en una pequeña ciudad a la cual alguien por alguna razón que desconozco, decidió llamar Armenia. Un pueblito grande, con pocas avenidas, un clima cálido y donde si son varios, sale más barato montar en taxi que en bus. He pasado prácticamente toda mi vida caminando por las mismas calles, viendo las mismas casas, contemplando los mismos parques e interactuando con las mismas personas; de hecho, me cruzo muy seguido con mis compañeritos de kínder, cosa que acá es normal.

Por lo menos una vez cada 6 meses entraba en crisis, ‘que por que Armenia es chiquita, que aquí todos se conocen con todos, que nunca hay nada interesante que hacer, nada nuevo por conocer’, etc. y  como a la vida le gusta enseñar a los golpes, decidió un día que debía irme de acá. Después de llorar casi un mes, animada por los consejos de muchos y decidida a huirle a ciertos sentimientos, empaqué mi maleta y como quien no quiere la cosa me fui para Bogotá.

Lo que dura el vuelo de Armenia a Bogotá alcance a imaginarme toda una maravillosa vida allá. Pero resulta que cuando el avión aterriza uno debe aterrizar con él.

Bogotá, una selva de cemento, inmensa, fría y gris. Una ciudad mágica que arrastra a unos cuantos a sus seductores y maravillosos encantos y a otros, a su lado más oscuro y sin gracia. Para mi infortunio  fui parte del segundo grupo, fueron dos meses madrugando más que de costumbre, soportando fríos insoportables y combatiendo con más de una gripa; dos meses tratando de sobrevivir al transmilenio que, en mi concepto, es una puerta al infierno: gente empujando y arrastrando a otros sin piedad, personas insultando, otras quejándose, no faltaba el de la chucha, el morboso, el que no perdía oportunidad para rayar a la primera que se le hiciera al frente, el que codeaba,  el que se dormía parado, la señora con el coche, el que se desmayaba, el que escuchaba música sin audífonos, el par de borrachos que apenas iban para la casa; en fin, donde siga con la lista no solo no acabo hoy sino, que termino llorando de nuevo.

Vivir en Bogotá es acostumbrarse no solo al frio de la ciudad sino también de las personas. Es acostumbrarse a ver pocas sonrisas y a caminar en la calle sin tener tiempo de contemplar el panorama. Es vivir corriendo y aun así, llegar tarde a casa después de un trayecto de una o dos horas. Bogotá es una ciudad caprichosa y selectiva que se reserva el derecho de admisión y así lo hizo conmigo. Ni yo la quise a ella ni ella a mí

Nunca imagine que uno de los momentos más felices de mi vida hasta el momento iba a ser el domingo antepasado cuando el capitán dijo “bienvenidos a la ciudad de Armenia”. Me baje del avión con una sonrisa que me dejo doliendo los cachetes, me brillaban los ojos como si estuviera enamorada aun sin estarlo, y creo que nunca había dicho tantas veces  la frase “estoy feliz” como lo he hecho en el transcurso de estos días, de verdad lo estoy.

Sé muy bien que muchas personas tanto en Bogotá como acá, piensan que cometí un grave error, que desperdicie una gran oportunidad y que de fuerte no tengo ni las uñas. Sin embargo, pienso que es la mejor decisión que he tomado en mi vida y la más sensata.

¿Cómo no va a ser lo correcto elegir mi hogar; cómo va a estar mal elegir una ciudad, MI cuidad, llena de encanto y calor humano. Una ciudad donde se puede dar el lujo de ir caminando a casa y aun así llegar temprano. Donde la gente saluda al conductor del bus cuando se sube y  le agradece cuando se baja, donde es normal caminar en la calle y sonreírse entre desconocidos; cómo acostumbrarse a estar lejos de tanta calidad humana, de personas amables, entradoras, dispuestas siempre a ayudar; cómo acostumbrarse a comprar en una panadería donde no saben que es “la ñapa”, a vivir en un lugar donde el señor de la mazamorra nunca pasa y donde un perico es un café y no huevitos revueltos con cebolla y tomate; cómo no preferir el chocolate luker en aguapanela en lugar del chocolate rolo; cómo vivir en un lugar donde no hay puesto de arepas en cada esquina y en donde no se come frijoles por lo menos una vez a la semana; cómo negarme un café en Salento o en Circasia;  Cómo negarme el lujo de vivir a veinte minutos de la palma de cera y el paraíso que le rodea; Cómo renunciar a ver arboles y guaduales por doquier y negarme la maravillosa vista del nevado  con la luz del sol sobre él; cómo preferir un atardecer en medio de un paisaje de cemento a un atardecer Quindiano en medio de montañas e incontables tonalidades de verdes mientras el cielo se pinta de naranja. Díganme como vivir lejos de este pequeño regalo del cielo? ¿Cómo?

Por todo esto me vine de Bogotá.



miércoles, 3 de septiembre de 2014

A FALTA DE LABIA, PUES DEDIQUEMOS CANCIONES


A ver, ¿Quién no se ha puesto feliz porque le dedican una canción? A todos nos encanta utilizar ese método para que la otra persona sepa más o menos que siente uno sin necesidad de tener que enredarse con las propias palabras. Pero pocos se han puesto a pensar que hay verdaderamente detrás de las dedicadas de canciones.

Es una forma sutil y muy practica, de nada más ni nada menos que de enredar a alguien. Sí, así como hay personas con el don de la labia hay otras que no son capaces ni de enredar los cordones de sus zapatos. Entonces es allí cuando recurren a las canciones y es sorprendente el alcance que tienen sin hacer el mínimo esfuerzo. Con las canciones puede tratar como le venga en gana a una persona y aun así conseguir que esta ande sonriente por ello.

Para que me entiendan voy a ponerles unos cuantos ejemplos de cómo una canción traducida a palabras comunes pueden cambiar toda la perspectiva.

Vamos a empezar con mi favorita, no la canción en sí si no su verdadero significado.Todos sin duda hemos escuchado “La reina” de Diomedes Días y puedo asegurar que más de uno la ha cantado a grito herido con botella de guaro en mano. Pues déjenme decirles que Diomedes no es que estuviera muy conforme con su señora al momento de componerla.

“Pueden haber más bellas que tu 
habrá otra con más poder que tu 
pueden existir en este mundo 
pero tu eres la reina (…)
(…) Una reina sin tesoro ni tierra 
que me enseño la manera 
de vivir nada más, 
a estas horas de mi vida lamento 
haber gastado mi tiempo 
en cosas que no están. 

Que tiene de chévere que le digan a uno que hay viejas más bonitas, más buenas, más importantes, más interesantes, con más plata, pero que es la que le toco al tipo porque que más y pues que a modo de gratitud, la quiere por buena gente. ¡No, pues qué maravilla!

Ahora continuemos con Andres Cepeda. Dudo que haya alguien capaz de mandar a alguien para la mierda de una manera tan bonita, que él. Dígale a su pareja que necesita un tiempo y dispóngase a escuchar una sarta de reproches, llanto y si esta de buenas se salva de la cachetada, pero dedíquele esta canción y va a ver que no solo le dará su espacio sino que hasta lo seguirá tratando como la ‘coshita hermosha’ que es:

Aléjate un ratito a ver
Qué pasa cuando estas
A más de 3 Pasitos de mi piel
Probemos tu ve por leche yo por pan
Pero encontrémonos en la mitad
No creo resistir tanto la distancia (…)

(…) Enséñame a estar sin ti
Un minuto una hora un día
Quiero aprender cómo es vivir
Un ratito sin tu compañía”

¡¿ah?! O sea, si le dedican esta canción déjeme decirle que su pareja esta mamado, no tanto de usted, sino de tener que aguantárselo todos los días, pero le da cosita terminarle y que usted termine consiguiéndose otro(a). Hágale caso de ir por leche pero dudo mucho que llegue y encuentre el pan.

Vamos ahora con campeón de todos en cuestión de disfrazar las cosas: Romeo Santos. Esté si no se la pasa recordándole a la ex que no la ha superado o interrumpiendo la boda de esta, entonces está pidiéndoles sexo casual y sin compromiso a mujeres desconocidas o quitándole la mujer al mejor amigo. Y aun así, lo consideran romántico ¡muy bien niñas!

Si está en una discoteca y un tipo de la nada se le acerca al oído y le dice “estas muy buena y no me importa que tengas novio yo solo quiero que salgamos tengamos sexo en el carro donde nos puedan pillar y listo, si te vi no me acuerdo” usted muy seguramente le zampara su buena cachetada y un “¿Qué le pasa imbécil?” mientras sale del sitio, pero sí en cambio el tipo la saca a bailar y le canta al oído:

“Que bien te ves, 
Te adelanto, no me importa quién sea él. 
Dígame usted, 
Si ha hecho algo travieso alguna vez. 

Una aventura es más divertida 
Si huele a peligro (…)

(…) ¿Qué dirías si esta noche 
Te seduzco en mi coche? 
Que se empañen los vidrios 
Y la regla es que goces. 

Si te falto el respeto 
y luego culpo al alcohol. 
Si levanto tu falda, 
¿Me darías el derecho 
A medir tu sensatez? 

Es muy probable que usted, le sonría, le coquetee y hasta piense en la posibilidad de, como mínimo, darle su número. Sin contar con que cada vez que suene esa canción le va a subir volumen a su equipo mientras canta muy sonriente. ¿Ven a lo que me refiero?

Y ni hablar del reggaetón. Los exponentes de este género a diferencia del resto, son los más honestos y sinceros de todos, no tienen trabas para decir las cosas, no disfrazan nada. Aquí las bobitas son las que sabiendo que las tratan de zorras para arriba, son felices cuando le publican uno en su muro.

“manifieste me dijeron que tienes alma de loba 
dime que tal si los besos te dejas robar 
yo te llevo pa mi recinto 
pa hacerte algo distinto 
sacarte ese instinto”

O sea, me dijeron que eres una putis y quiero saber si es verdad, y si es así pues ‘mine pa’ allí le hago cositas’ ¡a verrr!

“Y yo no quiero ni saber su nombre 
Solo quiero una oportunidad 
Mucho menos quiero ser tu hombre 
Solo matar La Curiosidad 
Y es que ya no me aguanto 
Y quiero tocar su piel 
Deslizarme en su figura hasta hacerte enloquecer 

¡Muy bien Maluma! En pocas palabras: “si te he visto no me acuerdo y si te desvisto tampoco”


Y la lista es bien extensa. La cuestión es que la próxima vez que dediquen o les dediquen una canción, antes de ir saltando en una pata y escuchándola todo el día, gástense un ratico para pensar que es lo que les están queriendo decir de verdad. 

lunes, 1 de septiembre de 2014

TUSA DESAMOR O COMO QUIERAN LLAMARLE

Así como seguramente todos hemos caído en la ‘gracia’ de amar alguien, hemos caído también en la muy inevitable desgracia de la tusa.

Si, ese remolino en el pecho que hace que duela, que parece que cerrara nuestro estomago con grapadora y al que le debemos incontables noches de insomnio y ojos inflamados de tanto llorar. Ese mismo sentimiento que hace que mentemos madres al sujeto en cuestión y al final retractarse. Algo así como “es un hijueputa, un imbécil pero lo amo” aahh bueee…

Lo más gracioso del cuento, es que no importa que tan diferentes seamos, las etapas de una tusa son igual para todos. Que según mi experiencia serían
1  .      
“   WTF?”

Es ese fugaz momento en el que no hemos asimilado que nos han mandado para la mierda. Es ahí cuando uno dice ‘Ya se le pasará” y espera muy pacientemente a que vuelva a aparecer como si nada y pues resulta que nunca se le pasa y por ende, nunca vuelve a aparecer.
2  .  
        LA PIJAMA

Esta viene cuando uno por fin ha asimilado y superado la anterior. Ya sabe que esa persona no lo quiere ver ni en pintura y que hasta probablemente ya tiene a otra. Entonces es ahí cuando empezamos a descender en una montaña rusa emocional, no muy agradable.  La cama nos empieza a parecer un lugar para permanecer, no sé, toda la vida. No vestimos más que esa pijama ancha y sin gracia que nos ponemos cuando estamos en esos días del mes, con las pantuflas peluditas de muñequitos. Y ni hablar del cabello, el secador y la plancha quedan relegados al último cajón del peinador y dan paso al famoso bollito, porque ni para una cola de caballo nos da el ánimo.
3  .    
      LA PROPIA MAGDALENA

Esta podría decir que va al tiempo y muy de la mano de la anterior. Uno no se deshidrata de milagro. Nos la pasamos llorando día y noche, en especial cuando aparecen esas amigas con un pote de helado y pañuelos en mano, es algo así como cuando un niño se cae y rompe en llanto apenas ve a su mamá, con la diferencia de que la mamá está en la obligación de consolar a su hijo, mientras que una amiga lo hace por voluntad, y en mi concepto, por puro acto de valentía. Es en esta etapa en la que hasta “Los pollitos dicen” nos hacen acordar a esa persona; nos sentimos identificados con todas, pero absolutamente TODAS las canciones que suenan en la radio y a la hora de poner nuestro reproductor de música solo damos ‘play’ a los álbumes de camila, tranzas, Santiago cruz, Talia, etc y cuan canción entre en la tan famosa categoría de música “corta venas”. Sin duda alguna es la etapa más jarta principalmente porque es en la que idealizamos tanto al tipo, que así tuviéramos a los pies a Matt Bomer, seguiríamos eligiendo a ese otro pejelagarto.

4  .    
      ¿QUÉ HAY PA´ HACER?

Esta podría decir que es mi favorita. Ya después de que uno inverno en el cuarto mientras lloraba a cantaros, la mente vuelve a funcionar. De repente como por inspiración divina uno se levanta de la cama, abre las cortinas y decide reintegrarse al mundo y como no, ponerse más buena. Es ahí cuando uno llama a cuanto amigo o amiga tiene y hace la típica pregunta de “¿Qué hay pa’ hacer hoy?” va uno a cuanta fiesta puede y por supuesto se pone DI VI NA, porque lo que uno espera es encontrarse a ese idiota por el que tanto sufrió y que se le caiga la baba cuando lo vea a uno. Lo que en realidad sucede es que tanta divinura nos dura lo que dura la de vodka, porque seguimos tan despechadas que lo siguiente que recordamos es que nos bogamos todo el trago, cantamos a todo pulmón ‘el bus’ de Yelsid y que en nuestro celular hay un registro de 5 llamadas salientes con el nombre del susodicho y unos cuantos mensajes en realidad vergonzosos.
5  .  
        -¿YA LO OLVIDASTE? - ¿A QUIEN?

Y por ultimo tenemos esta etapa, en la que lo único que se nos cruza en la mente cuando pensamos en el tipo es ‘¿estuve ebria todo el tiempo?’ para esta etapa ya uno anda feliz de la vida y haciendo alarde de la soltería. No se puede negar que de vez en cuando por simple curiosidad se stalkea al tipo para dar una fugaz y dura crítica de la nena con la que ahora sale o bien para ver si el karma ya se las cobro toditas; de resto vamos por la vida morboseando tipos lindos cuando nos entra en gana, coqueteando con el tipo lindo del bar sin que nadie nos joda la existencia y disfrutando de cuanto viaje, paseo o camping haya sin tener que soportar los reproches de nadie. Es para entonces que cuando nos preguntan ‘¿volverías con él?” muy sensatamente respondemos ‘ni que estuviera loca’


Bien o mal todos hemos pasado por esto, con sus posibles variaciones, lo importante es disfrutar de la experiencia y por favor: NO VOLVER A TROPEZAR CON LA MISMA PIEDRA que para eso el camino tiene más.

domingo, 27 de julio de 2014

MI VERDAD ABSOLUTA

Nos la pasamos toda la vida recibiendo indicaciones, ordenes, consejos. Nos dicen cómo vivir, como actuar, como comportarnos, como hablar y hasta como debemos comer. Nos pasamos la vida complaciendo a otros. Que por que es por nuestro bien, que es por nuestro futuro, que ellos por ser mayores saben lo que es correcto para nosotros, y así se nos va la vida, escuchando más al otro que a nosotros mismos. No nos damos cuenta de que también somos sabios, que nadie más que nosotros mismos sabemos exactamente lo que nos conviene, que es, generalmente, lo que nos hace feliz, así el mundo entero piense lo contrario

La felicidad ha sido para mí un concepto tan importante como lo es el éxito. Sí, quiero ser una mujer exitosa, tal como lo desean mis padres, pero por encima de todo quiero ser FELIZ. ¿Qué es la felicidad? Pues déjenme decirles mis queridos que no tengo la más mínima idea. Sé que es una sensación estomacal que hace que sonría muy seguido; es como una mezcla de paz y tranquilidad; es sentir que no hace falta nada ni nadie, es sentirse completa… o algo así.

El problema aquí, es que las personas por naturaleza tienden a creer tener la verdad absoluta, tanto que escriben libros para tratar de convencer a la humanidad de ello a punta de sus muy subjetivos argumentos,y nosotros ni cortos ni perezosos nos comemos todo el cuento y tratamos de convencer al resto de que el otro tiene la razón. Es una especie de círculo vicioso, un círculo en el que todos andamos en fila y con los ojos vendados.

Desde chiquitos nos andan diciendo “ve y estudia para que seas alguien en la vida”… Ser alguien en la vida, ¿saben lo que significa? Significa ‘invertir’ 12 años de sus vida metido en un plantel estudiantil en donde  los  hacen aprender de memoria datos, fechas, acontecimientos, ubicaciones y fórmulas matemáticas que, muy probablemente, solo les van  a servir en una que otra conversación casual, para demostrar que no son brutos. Significa escoger una carrera a la cual le van a dedicar como mínimo 5 años, en la cual van a aprender como tienen que hacer lo que van a hacer para ganarse la vida, para después tener un pedazo de papel con sus nombres impreso en letra cursiva y muy elegante, con el cual, si cuentan con suerte podrásn conseguir un empleo y trabajar fuertemente durante otra gran parte de sus vidas mientras esperan que ese que esta allá en la silla giratoria, el que tiene la oficina más grande de todas, los ascienda ¿y todo esto con el fin de que? Pues, el de conseguir dinero. Dinero para tener una casa grande, un carro último modelo, ropa de marca, tarjetas de crédito con bastante cupo y así aparentar frente a la sociedad que somos exitosos y por ahí derecho felices.

Pero qué tal si la indicación (casi orden) fuera otra “ve y haz lo que debas hacer para ser feliz”, les apuesto que las cosas serían bien distintas. La educación sería un motor, no de aprendizaje, sino de desarrollo de capacidades, bien dice un dicho que “no se pude juzgar al pez por su capacidad de trepar un árbol, porque pasará toda su vida pensando que es bruto”. Los colegios serían un espacio donde el ser humano desde niño pueda desarrollar esa capacidad, esa virtud que le fue dada y con la que probablemente podría transformar al mundo. En las universidades no nos enseñarían conceptos básicos para poder ejercer medianamente bien una profesión, nos capacitarían y nos ayudarían a desarrollar capacidades para ser competentes, para aportar a la sociedad, para ser los mejores en lo que nos apasiona, y en ese orden de ideas, el trabajo no sería esa cosa monótona y mamerta, si no la oportunidad de hacer eso a lo que vinimos al mundo y hacerlo bien.

Que importa si te hace feliz cantar, bailar, dibujar, pintar, cocinar, actuar, enseñar. O si bien te apasiona ser ingeniero, abogado, arquitecto, científico, matemático, empresario, presidente de la república. Si te apasiona hazlo, pero no porque los que estén a tu alrededor en su afán de procurar lo mejor para ti crean que es lo correcto, hazlo porque el corazón te empuja a hacerlo. No por conseguir dinero, hazlo por sentirte pleno, porque déjame decirte: el dinero solo llena bolsillos, más no corazones. Trabaja duro, sé el mejor en lo que hagas pero no lo hagas para que los demás te den crédito, hazlo porque te lo debes a ti mismo. Vive en el lugar en el cual te sientas dichoso al despertar, en donde sientas que perteneces y no en el que te sientes de paso. Jamás le entregues tu vida al trabajo; crea una familia y disfrútala, date tiempo para viajar, para conocer, para sonreír, para abrazar, para compartir. Date tiempo para vivir.

A veces debemos cerrar los sentidos ante el bullicio del mundo y abrirlos ante nuestro interior, escúchense y sigan su propio consejo, sean sus propios sabios, confíen en ustedes y por encima de todo… SEAN FELICES. 

miércoles, 11 de junio de 2014

FRASES DE CAJÓN

Resulta que las cosas en verdad nunca son lo que parecen; que en verdad nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde y que otro montón de frases de cajón resultan ser verdaderas, a demás de dolorosas.

Siempre traté de aprender lo que me fuera posible de las experiencias que me daba la vida, en especial las relacionadas con el amor. Sí, sufrí, como muchos otros habrán sufrido y deje como ellos que el tiempo me curará las heridas y efectivamente lo hizo. Pero también cambié, porque como dice otra frasecita de cajón “lo que no te mata te vuelve… más hijueputa”. Así que recogí los pedacitos que quedaron de mí y construí una nueva “yo” fría, calculadora, inmune al “bichito del amor” y según lo que me dijeron muchos “incapaz de querer a alguien que no fuera yo misma” un Iceberg como me llamaban otros cuantos. Creí saber mucho de la vida y alardeaba de ello, aconseje a cada una de esas amigas entregadas a las mieles del amor (que en realidad parecían las mieles del dolor) dándoles fabulosas cátedras de como enamorarse sin perder la cabeza.  ¡Como si fuera posible!

En fin, iba por la vida creyendo ser feliz;  dándoles sermones a quienes tuvieron el coraje de ser mi pareja. Frenándolos en seco cuando empezaban con sus cursilerías o cuando empezaban a desbordar demasiado cariño. Le temía de sobre manera a la palabra “te amo” y más si era prematuro. Porque según yo, el amor se construía con el tiempo a medida que esas dos personas se fueran conociendo, porque ¡por favor! No se puede amar lo que no se conoce.

Pero resulta que un día te sorprende la vida por la espalda y de un golpe y riéndose descaradamente de ti, te dice que no sabes nada de lo que creías saber, que no has aprendido ni la mitad de lo que debes  aprender, y que el sufrimiento no viene cuando nosotros queramos sino cuando a él le da la gana. Solo basto un factor en mi vida, un pequeñísimo instante para darme cuenta de que en efecto, no sabía nada de la vida y mucho menos del amor. Entendí que a fin de cuentas no soy nadie para subestimar los sentimientos ajenos, el hecho de que vayan dirigidos hacia mí no los hace míos. Me di cuenta que el amor no es cuestión de tiempo. Se puede pasar mucho tiempo al lado de una persona y nunca llegar a amarla; pero también podemos compartir tan solo un instante con otra persona y darte cuenta de que quieres vivir infinidad de instantes al lado de ella. Descubrí  que no se ama a una persona cuando llegamos a conocerla porque, citando otra frase de cajón, “nunca se llega a conocer del todo a alguien”. Se ama a una persona, por su esencia, por lo que por naturaleza es, por lo que te transmite al mirarla, por la facilidad con que te hace reír, por cómo se queda mirándote mientras estas desprevenido, por la fuerza con la que te abraza mientras pasa sus manos entre tu cabello, por cómo te toma de la mano, por cómo te acaricia el rostro mientras te besa, por el coraje con que te protege, por enfrentar al mundo por ti. La amas porque estando entre sus brazos el mundo se desvanece, y sencillamente no necesitas nada más. Se ama a una persona por eso, por los detalles más simples y naturales y sucede de la manera más espontanea y silenciosa, jamás entenderás cuando ni como te enamoraste.

Lo único que he aprendido y en lo cual creo y creeré siempre, es que no se le puede pedir al amor que sea eterno, ni condenar a una persona a que se sienta en el deber de permanecer siempre a nuestro lado. El amor es para vivirlo fuera de tiempo, no importa si dura años, meses, semanas, horas o tan solo un instante. Lo que importa es disfrutarlo gota a gota, disfrutar a esa persona que acelera los latidos de tu corazón, que cada momento junto a ella sea una anécdota para contar, una foto más para el álbum. Porque un día probablemente se irá o te irás tu y juro que querrás que esas lagrimas y esa sensación de que se te desmorona el mundo, valgan la pena.

Por último si a ustedes llega una agrandada como yo creyendo ser el sensei de la sabiduría a decirles como deben amar, no le hagan caso que en realidad sabe más el que siente que el que solo piensa.


El amor no se guía por los ojos sino por las sensaciones, por eso es ciego.