“¿Qué pueden las mujeres aprender de los hombres?”
A pesar de los comentarios y las burlas en todas las redes
sociales, considero que en efecto, sí es una pregunta muy difícil.
Nos hemos pasado generaciones concentrados en exaltar las
facultades, virtudes y demás de la mujer; en mentalizar a los hombres que son
ellos los que tienen que aprender de nosotras y
en escalar a como dé lugar posiciones en la vida para lograr SER COMO
ELLOS.
Sí, ya no se trata de una cuestión de igualdad, de ir a la
par; sino en una competencia a sangre fría para ocupar su lugar en la sociedad,
olvidando a veces por completo que nosotras ya ocupamos uno (no menos
importante).
Así que dar una respuesta coherente a esa pregunta con
millones de ojos puestos en uno y en cuestión de minutos, no es en absoluto una
tarea fácil. Desde el día de la emisión de Miss universo me la he pasado
pensando y analizando muy profundamente la dichosa pregunta, y puedo afirmar
con seguridad que no he sido la única.
¿Qué podemos nosotras aprender de ellos? Bueno, sin duda
alguna mucho más que pagar la cuenta y orinar paradas. Es una cuestión de esencia.
Desde los principios
de los tiempos, han sido ellos los que han tomado la determinación de luchar,
los que han cargado sobre su espalda el peso de un hogar, los que se han
llenado de fortaleza donde no la hay para proteger y tranquilizar al más débil y
de romper muros para facilitarnos el acceso, para embellecernos el camino. Son ellos los que a diario tienen que
vivir con tabúes, y prejuicios inútiles por que la sociedad se ha levantado con
miles de nociones que empiezan de la misma manera: “Los hombres NO… " no lloran,
no temen, no se muestran débiles, no se quiebran ante nadie etc. O peor aun con
expresiones ofensivas y machistas como “eso
no es pa´ varones” creando entonces la concepción de que si un hombre baila, diseña
ropa, le demuestra su afecto a un amigo, viste de rosa, o juega con niñas,
entre otras mil cosas, es entonces un “mani quebrado”, un “marica”, un “mariconcito”
o una “loca”. ¿Serian ustedes capaces de vivir señaladas de tal manera por la
sociedad, limitadas por tantos prejuicios? Nosotras podemos usar pantalón,
dormir con amigas, jugar futbol, tener
el cabello corto, vestir de azul o del color que nos plazca y desempeñar
actividades que ellos desempeñan sin que se vea anormal o sin que se nos diga
nada (sí, gracias en gran parte a la lucha de miles de mujeres durante décadas).
Así que sostener que no hay ni una sola cosa que aprender de ellos, no solo es
una falta de respeto, sino de humildad.
Es a los hombres a los que les hemos aprendido a ser fuertes
e indestructibles, es por ellos que hemos aprendido a construir y reconstruir
el mundo que nos rodea, son ellos los que nos han sostenido en sus brazos y se
han enfrentado a todo cuando el miedo y el peligro nos acechan, los que han
estado detrás de nosotras para sostenernos en cada caída. Si, los hay perversos
pero también bondadosos, amorosos y llenos de virtudes y aunque el ego les
impida admitirlo, han sido ellos nuestro ejemplo a seguir.