No sé si esta vez me falta inspiración
para escribir, o por el contrario me sobra. Tengo la mente en pleno tornado y
si mis conocimientos no me fallan, no hay manera de frenar uno. Solo queda
resguardarse, ver como se lleva todo a su paso, esperar a que pase y tratar de salir con vida
.
En algún momento entre un par de
cafés, hablando de todo un poco, un buen amigo hizo alusión a que todos mis
escritos están impregnados de mí y no porque sea yo quien los escriba, sino
porque es mi manera de, entrelineas, hablarle al mundo de mí. Y sí...
Siempre he contado con la
capacidad de decir las cosas que pienso tal y como las pienso, pero cuando se
trata de las cosas que siento: mis anhelos, mis miedos, mis fracasos, mis
sueños; cuando la cuestión es desnudar el alma ante otra persona, me quedo
muda. Así que de manera sigilosa me escabullo entre las letras, los relatos y
mi particular manera de describir la vida para mostrarme plena, transparente, muy yo.
Hoy sin embargo no quiero
disfrazar el asunto. Hoy solo quiero escribir para desatar nudos, para
alivianar la carga, para descansar del mundo por un instante. Soy una persona
tan complicada como sencilla; complicada para quien pretenda entenderme y
sencilla para quien quiera vivirme. Me vuelvo fría, distante y me rodeo de
barreras cuando alguien se acerca a mi vida, pero cuando me quito la armadura y
quedo en mi estado más sincero y vulnerable, soy fogata, ternura, entrega,
pasión y persistencia, y aunque la mayoría de veces parece no valer la pena, es
esa mi versión predilecta.
Me gusta demostrar las cosas ya
que decirlas no se me facilita tanto, me gustan los pequeños detalles y
sorprender con ellos, me sonrojo con increíble facilidad, hago pucheros inconscientemente
mas veces de las que quisiera, Me encanta mi sonrisa y por ende sonreír, lloro
cuando me lastiman, callo y hago caras cuando me enojo y me decepciono cuando
me mienten. Soy impaciente, ansiosa, malgeniada, no me peino y cuento con
muchos más defectos.
Soy impulsiva, intuitiva y loca. No
sé lo que es pensar las cosas 2 veces antes de hacerlas, si me nace, me prende,
me motiva y me hace sentir bien lo hago
sin importar a donde voy a ir a parar, porque para mí ha sido más importante el
camino que el lugar de llegada. Y no es que este bien, generalmente me lanzo,
me dejo llevar por la corriente y al final del recorrido solo me espera una caída
libre. Sin embargo en la vida estamos para aprender y seguramente siga siendo
impulsiva pero tengo la firme intención de que la próxima vez que decida
dejarme llevar, tendré conmigo un mapa, un plan de emergencia, un botiquín de
primeros auxilios y que en vez de ir corriendo, iré a paso lento pero seguro.
Estoy llena de miedos, pero mucho
más aun de sueños; tengo miedo a caer pero son más fuertes mis ganas de volar;
me asusta amar y dejarme amar, pero sé que en algún momento valdrá la pena. Sé que
me tropezare mil veces, pero cuento con la fuerza para levantarme y la disposición
para aprender.
Me disculpo si esta vez no los
conduje a nada, si no llegue a ninguna conclusión o si no les aporte algo
valioso. La verdad esa era la intención.